¿Alguna vez te has sentido avergonzado, inseguro o abrumado cuando otros te felicitaron por tu apariencia, trabajo, talentos u otros aspectos? ¿Sientes que no mereces que te elogien o te preocupa que los elogios te presionen? Si tu respuesta es sí, es posible que necesites aprender a aceptar los elogios con elegancia.
Los elogios son una forma positiva de comunicación que puede mejorar las relaciones interpersonales, mejorar la confianza en uno mismo y estimular el potencial. Pero si no manejamos los elogios correctamente, podemos perder estos beneficios o incluso reflejarnos negativamente en nosotros mismos y en la otra persona. Entonces, ¿cómo deberíamos aceptar los elogios de los demás? Este artículo le proporcionará algunos consejos prácticos.
¿Por qué nos cuesta aceptar elogios?
Para mejorar nuestra respuesta a los elogios, primero debemos comprender por qué nos resulta difícil recibirlos. Según la investigación psicológica, existen varias razones posibles:
- Baja autoestima: Cuando no tenemos suficiente reconocimiento y respeto por nosotros mismos, nos cuesta creer los elogios que los demás tienen hacia nosotros. Podemos dudar de los motivos o la sinceridad de la otra persona, o creer que no merecemos el cumplido. Esta mentalidad puede deberse a una falta de retroalimentación positiva en la infancia o a un énfasis cultural excesivo en la modestia y la abnegación.
- Perfeccionismo: Cuando tenemos estándares y expectativas excesivamente altos para nosotros mismos, nos resulta difícil estar satisfechos con nuestro desempeño. Podemos sentir que tenemos muchos defectos o preocuparnos de que otros descubran nuestros defectos. Esta mentalidad puede surgir del miedo al fracaso y la crítica, o de la ansiedad por el éxito y la competencia.
- Excesivo sentido de la responsabilidad: Cuando tenemos demasiada responsabilidad sobre nosotros mismos, nos resulta difícil disfrutar de los elogios de los demás. Es posible que sintamos que todavía tenemos mucho trabajo por hacer o que nos preocupe que los elogios nos presionen más. Esta mentalidad puede surgir de una necesidad de control y seguridad, o del miedo a la decepción y la pérdida de control.
¿Cómo aceptar los cumplidos con gracia?
Una vez que comprendamos por qué tenemos problemas para aceptar elogios, podemos tomar medidas para cambiar nuestras actitudes y comportamientos. Aquí hay algunos métodos efectivos:
- Agradecernos: Este es el paso más básico e importante. Cuando otros te hagan un cumplido, debes expresar tu gratitud con palabras sencillas y sinceras. Por ejemplo: ‘Gracias’, ‘Es muy amable de tu parte’, ‘Me alegra oírte decir eso’, etc. Al mismo tiempo, también debes utilizar el lenguaje corporal, como los ojos y las sonrisas, para transmitir amabilidad y respeto.
- Reconocerte: Además de agradecer a la otra parte, también debes darte cierto reconocimiento y aliento. Puede admitir que hizo un buen trabajo en algo o compartir sus esfuerzos y experiencia al hacerlo. Por ejemplo: “Gracias, yo también estoy muy satisfecho con este trabajo”, “Gracias, dediqué mucho tiempo y energía a este proyecto”, “Gracias, he estado trabajando duro para mejorar mis habilidades”, etc. . Hacer esto puede mejorar tu confianza en ti mismo y tu autoestima, y también hacer que la otra persona sienta tu sinceridad y orgullo.
- Comunicarse con la otra persona: Por último, también puedes utilizar los elogios como una oportunidad para comunicarte y establecer una conexión y comprensión más profunda con la otra persona. Puedes preguntar por motivos o sentimientos específicos sobre el cumplido, o compartir tus opiniones o intereses sobre un tema relacionado. Por ejemplo: “Gracias, me gusta mucho este estilo de música, ¿y a ti?”, “Gracias, creo que este campo es muy interesante, ¿hay algo que quieras aprender?”, “Gracias, a mí también Aprendí de ti. Aprendí mucho, ¿tienes algo que compartir?’ Espera. Hacerlo puede mejorar su interacción y confianza con la otra persona, y también ampliar sus horizontes y conocimientos.
Conclusión
La alabanza es un regalo maravilloso y debemos aprender a aceptarla en lugar de rechazarla o rehuirla. Cuando podemos aceptar los elogios de los demás con gracia, no sólo podemos brindar respeto y alegría a la otra persona, sino también crecer y felicidad a nosotros mismos. Entonces, la próxima vez que alguien te felicite, ¡prueba los métodos anteriores!
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