En términos generales, las parejas siempre se lastiman mutuamente, y en gran parte la razón es que nuestro EQ conyugal es demasiado bajo.
Las parejas con baja inteligencia emocional no son buenas para comunicarse, no son buenas para comprender las emociones del otro y no son buenas para resolver conflictos menores de manera oportuna, lo que conduce a una felicidad muy reducida en el matrimonio.
En un matrimonio con alta inteligencia emocional, tanto el marido como la mujer a menudo pueden respetarse y comprenderse, aceptar y tolerar los defectos del otro, haciendo así que la relación entre marido y mujer sea más armoniosa y feliz.
La manera de lograr un matrimonio feliz es sorprendentemente sencilla. Las parejas casadas felices no necesitan ser más inteligentes, más ricas o psicológicamente más saludables que otras parejas. Necesitan encontrar una motivación en la vida diaria que pueda hacerlos felices. sobre el otro no se sienten abrumados por pensamientos y emociones negativos (obviamente, esto es algo que toda pareja tiene). Esto es lo que a menudo llamamos inteligencia emocional conyugal, es decir, la capacidad de las parejas para coordinarse entre sí y tolerarse mutuamente. determina en cierta medida la calidad de la vida matrimonial.
En los últimos años, se ha reconocido que la inteligencia emocional de los niños es un importante predictor de su éxito futuro en la vida. Independientemente de su coeficiente intelectual, cuanto mayor sea la inteligencia emocional, mejor sabrán llevarse con los demás y mejor serán. Será brillante en el futuro.
Lo mismo ocurre en la relación de pareja. Cuanto mayor sea la inteligencia emocional conyugal de una pareja, más se entenderán, apreciarán y respetarán mutuamente, a sí mismos y a su matrimonio, y más probabilidades tendrán de vivir felices para siempre.
Así como los padres necesitan entrenar la inteligencia emocional de sus hijos, la inteligencia emocional conyugal también es una habilidad que las parejas deben aprender.
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